sábado, 9 de enero de 2016

Queremos más.

Queremos más de esas historias que nos roban el aliento. De esas historias de trescientas páginas que comenzamos leyendo a las nueve de la noche y terminamos a las siete de la mañana, mientras escuchamos a los pajaritos cantar y nuestra habitación se va tornando más clara, más iluminada, indicándonos que no dormimos porque lo elegimos, porque no pudimos.
¿Qué haríamos sin nuestros amados, preciados e incondicionales libros? ¿Dónde encontraríamos la paz? ¿Dónde encontraríamos diversión, obsesión y emoción?
Queremos más historias porque nos sentimos parte de ellas, porque echan a volar nuestra imaginación más que cualquier otra cosa, porque nos hacen llorar y nos gusta.
Porque finalmente sin ellas, sentimos que no somos nada.
                                               


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