lunes, 30 de mayo de 2016

The city is crying

Vas mirando por la ventanilla mientras los faroles de afuera te iluminan y te hacen un eco de incandescencias en el rostro, y hay una pequeña rendija por donde entra el viento que hace que te azote el pelo en la cara. La oscuridad de un túnel, el rostro cansado del hombre de gorro, el motoquero listo para partir a toda velocidad, ansioso por respirar la libertad. La vuelta, el jazz en el fondo. The city is crying suena, sí, la ciudad llora todo el tiempo. Está claro en las caras de todos, la preocupación, el eterno trabajo, los sueños frustrados, el frío que congela los huesos, las diez de la noche y todavía no puedo llegar a mi casa, las ojeras de los días sin poder dormir, el dolor. La noche muy oscura como mis pensamientos y mi pelo y mi esencia. Esperar la micro eterna porque no existe el auto; el vacío.  

sábado, 28 de mayo de 2016

Parte IV: 04:03

Quizás me he cruzado con ella en la calle, quizás un día me pisó y me pidió disculpas, quizás, algún día, iba a mi lado en el metro y me quedé envidiándola por lo bonita que es. No es que no te tenga fe, pero sinceramente, creo que ni siquiera es una tipa que pueda considerarse bonita. Estoy segura que debe ser una cara de nada, pero inteligente como nadie y con esa gracia que pocas personas poseen.
Te posee a ti y eso es algo, algo grande.
No puedo ni quiero dormir. Quiero observarte así, eternamente. Siento que después de esto ya no va a haber nada más. Que nunca te voy a tener, que al fin y al cabo un día te vas a aburrir y me vas a decir –ya, ahora ándate, como si nada. No es que te crea un insensible, no voy a difamarte, sé que no lo eres, pero sí creo que hay veces en las que estás demasiado inmerso en ti mismo, que estás lleno de mierda y mucho miedo y te dejas llevar por ello; hay cosas que se te escapan de las manos y eso te frustra, te rompe el ego, te desconcierta.
Estoy sentada en tu cama, pero me siento tan cansada ya de tanto pensar que decido acostarme. Estás de espaldas hacia mí y me alegro por ello, porque sin poder explicarte, no me siento con fuerzas para poder verte la cara ahora mismo. No puedo mirarte, pero me aterra pensar que en la mañana todo esto se va a acabar y que tal vez ya no te voy a volver a ver. No sé si después de esta noche voy a poder dormir sola en mi cama. Quiero hablarte, necesito hablarte.
Paso mis dedos por tu espalda, dibujándola. Tienes la piel caliente. Te beso el hombro y me levanto un poco para mirar tu cara. Estás tan sereno que me inunda un sentimiento de melancolía. Ojalá pudieses estar así todos los días. Tal vez las cosas serían diferentes.
Tengo un impulso terrible de despertarte, sólo para besarte y verte mientras me miras. Con un dedo te doy golpecitos en el hombro para que salgas de tu sueño. Lo haces y me miras, desconcertado.
-¿Qué pasa? –me preguntas, con la voz ronca.
-Quería mirarte. –te digo y me sonríes, con esa sonrisa de niño.
Acerco mis labios a los tuyos y te beso, lento. Recorro cada hebra de tu pelo con mis dedos, te siento tan cerca y a la vez tan distante…
-Creo que ya terminamos con esto. –te digo cuando me separo de tus labios. Duele en el alma, en el cuerpo, por todas partes duele.
-¿Qué? –y no sé por qué, pero veo un brillo de miedo en tus ojos.
-Que terminamos con esto. Ya fue, ya fue toda esta mierda. Me harto de todo, no quiero ser la segunda siempre.
-¿Segunda qué? ¿De qué estás hablando? No te entiendo.
-La segunda, la segunda. Sí me entiendes.
-Te equivocas, no lo eres. –me respondes mientras intentas tomar mi mano, pero te alejo, sé que tienes miedo y por eso no quieres que me vaya. No te subestimo, pero te conozco.
No te respondo nada, en cambio, me levanto rápido de la cama, voy al baño y me visto con tu voz detrás preguntándome que a dónde voy, que me quede esta noche, que no vas a poder si te vuelve a pasar otra vez. Y con eso me lo dices todo. Sí soy la segunda y hasta que no te des cuenta de todo las cosas van a seguir igual.

-Llámame cuando ya no estés roto. –te digo. Y escucho el silencio en tu habitación, escucho cómo tus sentimientos se hieren de nuevo como pedacitos despegándose de tu alma. No dices nada y esa es la peor respuesta que puedo recibir. Agarro mi bolso y cierro la puerta, dejando ahí dentro de tu departamento las risas y las cervezas, a Chet Faker y tu tocadiscos, las sonrisas ocultas y los ojos expectantes esperando por más, los labios fundidos y la piel caliente; dejándote a ti.

viernes, 27 de mayo de 2016

Parte III: 00:22

Sleeping naked in the night… canta Chet. Tus labios todavía me besan y así quiero estar contigo. Desnudos, bajo tus sábanas. Quiero dormir en tu cama y que me abraces fuerte, quiero poder mirarte mientras duermes, poder tocarte, tocar tu barba que es lo más lindo que tienes, tocar tu pelo alborotado, que sé que no te gusta que lo toquen. Quiero poder.
-Quédate conmigo. –me susurraste. Y no tuviste que decir nada más, sin ruegos, sin toques. Me lo dijiste y ya me tuviste.
Duermo en tu cama, bajo tus sábanas, contigo abrazándome fuerte por detrás, siento tu olor, tu respiración en mi oído. Te contemplo, como una escultura  que está hecha hace mil años atrás recién descubierta. Toco tu barba, la beso. Toco tu pelo alborotado y me dejas. Te toco el borde de la boca con un dedo y nos fundimos juntos. Nos mezclamos, como uno.    
Ahora estás durmiendo y tu boca se abre muy ligeramente, estoy escuchando tu respiración y miro tus pestañas oscuras que me fascinan. Me levanto y me siento en la cama por unos segundos, observando tu habitación. Las persianas de la ventana son blancas y tu cama es como la de un adolescente todavía, con sábanas azules. Al lado se sitúa un velador con una lámpara y encima descansan unos cigarrillos olvidados.
Me dirijo hasta el baño por el estrecho pasillo de tu departamento y me lavo la cara. El jabón que usas es celeste y me burlo mentalmente por ello. Cuando vuelvo a la habitación estás despierto, mirando el techo. ¿Qué estarás pensando?
-¿Qué estás pensando? –te pregunto, y por alguna razón me tiemblan las manos.
-En muchas cosas, ya me conoces…
-Supongo. –te respondo, y sé que puedes notar el oculto tono amargo en mi voz, pero no dices nada.
No sé por qué, pero ahora mismo siento rabia y tristeza a la vez. Bueno, sí lo sé. Supongo que debes estar pensando en ella y me siento inútil, utilizada. Tal vez ella siempre va a ser como el fantasma acechándote cuando no tengas nada más en qué pensar. Tal vez van a pasar años y ella va a seguir inmortalizada en tus libros y todo lo que haces. Entonces, ¿qué se supone que tengo que hacer yo? ¿Lidiar con eso? ¿Conformarme con lo que sobra de ti mientras me besas, me tienes y la tienes presente?
El problema no es que la tengas presente ahí en tu mente, el problema realmente es que ella está presente en tu corazón y cuando la gente se sitúa en esa parte, tan única y tan delicada, deja sus huellas.
-¿Qué pasa? –preguntas, mirándome expectante.
-Nada. –te respondo con una sonrisa.




martes, 24 de mayo de 2016

Parte II: 23:41

Tu departamento es bonito y pequeño como lo imaginé. Me dices que me siente, que de inmediato traes unas cervezas. El sofá es color crema y al lado de la televisión que yace apagada hay un tocadiscos. Te pregunto si funciona y desde la cocina me dices que sí. Me paro y lo hago funcionar. Suena Petite fleur de Sidney Bechet.
-Toma. –me dices y me tiendes la cerveza. Es asquerosa, nunca me ha gustado, pero no te lo digo.
-¿Me vas a leer, finalmente? –te pregunto. Y sin recibir una respuesta te levantas del sofá y traes tu notebook. Lo abres y miro cómo tus ojos se mueven de un lado a otro mientras buscas en tus archivos lo mejor que tienes. La luz del computador ilumina tu cara, te ves bonito cuando estás concentrado.
Te escucho, con tu cuerpo vuelto hacia mí, con el codo apoyado en el respaldo del sofá y tu mano apoyada en la cabeza. Me lees con esa voz hermosa y yo te escucho, atenta, con la boca cerrada mientras sonrío y cierro los ojos. Sidney todavía escuchándose al fondo.
-¿Te gustó? –me preguntas, esperanzado.
-Me encantó. –te respondo con mi mejor sonrisa. Es verdad que me encantó, me encantó tanto que cuando terminaste de leer para mí me carcomió un impulso de acercarme y besarte. Pero no lo hice.
Me sonríes de vuelta, por primera vez en toda la noche.
-¿Has escuchado a Chet Faker?. –te pregunto. Quiero que me digas que sí.
-Sí, es bueno, pero nada como Baker. –me dices, parándote hacia el tocadiscos.
Comienza Love and Feeling y canto, bajo. Me encanta poder escuchar esta música contigo. Música rara, que nadie conoce y a nadie le gusta. Me miras, yo cantando y tú todavía parado al lado del tocadiscos, con una sonrisa oculta en tu cara. Me miras durante tres eternos segundos y yo me río a carcajadas. Te acercas despacio, muy despacio y de repente me siento perdida, no sé qué va a pasar entre nosotros, no sé por qué estoy aquí; si estoy enamorada de ti o si es sólo algún sentimiento pasajero, no sé nada de ti ni de mí, y tengo miedo. De repente siento mis mejillas mojadas y tu pulgar sobre mi rostro, secándolas, con tu carita de preocupado y tus ojos brillando por la sorpresa.
-Perdóname. –te digo, estoy avergonzada, no quiero mirarte.
-Tranquila, ven. –me acercas a tu pecho y me consuelas así, medio acostados en el sofá de tu departamento. Tu mano acariciando mi cabello y la otra encima de mí, protegiéndome. Tu barbilla descansando en mi cabeza, sin preguntas.

Levanto mi rostro hacia ti, y nos miramos, nos contemplamos, nos observamos, como descubriéndonos. Tu boca se acerca a la mía, y con tu mano en mi mejilla, me besas.

lunes, 23 de mayo de 2016

Parte I: Mayo de 2013; 21:30

Hoy me dijiste que ahora no podías hablar, pero que en la tarde me llamarías y así nos podríamos poner de acuerdo para salir o hacer algo, no sabías. Ni siquiera dije que sí, sólo te miré y te fuiste.
No llamaste, pero me enviaste un mensaje preguntando si podíamos juntarnos en ese café del que te hablé una vez mientras nos contábamos cosas triviales. Te respondí que sí, que perfecto. Vine con mi mejor ropa, mi mejor pelo y mi mejor sonrisa, pero ahora estoy llegando a dicho café y mis manos temblorosas me están jugando en contra. Sé que estás aquí porque veo tu auto estacionado justo afuera. Y puedo verte desde el ventanal, con un libro en la mano y un café olvidado, esperando.
Entro y me miras, me miras y no me sonríes, mientras yo te dedico mi más grande sonrisa porque sé que te gusta. Me lo dijiste una vez. La sonrisa me hace ver bonita, ahora sonrío para ti.
-Te ves bonita.-me dices, y siento toda mi cara caliente.
-Gracias. –respondo, a secas mientras me siento al frente de ti.
Mientras me cuentas cómo fue tu día en el trabajo hoy te miro la boca y no te escucho porque realmente no me importa cómo fue tu día en el trabajo hoy. Quiero saber cómo te sientes, qué piensas cuando me miras. Y tu boca se ve suave.
-Entonces le dije que no me…
-¿Qué piensas cuando me miras? –te interrumpo y te miro directo a los ojos. Miro tus pestañas, largas y abundantes. Algo que desde que te conozco me ha gustado de ti.
Sonríes y cierras los ojos por un momento. Me encanta cuando cierras los ojos porque sé que estás pensando en algo profundo y eso me intriga. –Tienes bonita sonrisa, y eres madura, inteligente. –me dices, ahora con tu cara seria, como diciéndome que de verdad lo crees.
-Hmmm. –respondo, y me río, sin dejar de mirarte.
-¿Quieres que vayamos a mi casa? –me invitas. Detrás de esa corta frase hay más que sólo una invitación para conocer tu casa, lo sé por cómo me miras y me siento más que excitada. No sólo de manera sexual, sino que me emociona.
-Vamos. –me levanto y me tomas de la mano para salir de aquí. Y así, con tu mano sobre la mía nos dirigimos hacia tu auto rojo, parecido al color de mis labios que hoy pinté para ti.


sábado, 21 de mayo de 2016

Pensamiento express:

Todos alguna vez en un momento de nuestras vidas deberíamos poder sentirnos felices. Pero, cuando hablo de felicidad me refiero a esa felicidad real. El sentimiento de sentirse pleno, el sentimiento de saber que sea como sea, puedes volar. Que aunque la lluvia esté por encima de tu cabeza y las cosas en ese momento no sean perfectas, puedes salir con una mochila con tus cosas más importantes y dar el salto. Sentirse seguro, sentirse sin miedo. Que todo lo que está en nuestra mente, aunque sea lo más descabellado que se nos ha ocurrido alguna vez, es posible. Que no existen las limitaciones, que las restricciones que te ponen los demás en realidad no son más que sólo palabras. Todos alguna vez en un momento de nuestras vidas deberíamos sentir que si nos subimos a ese tren y nos perdemos, no va a pasar nada. Que vamos a encontrar el tren que nos lleva de vuelta y, finalmente, las cosas van a ser diferentes. 



sábado, 14 de mayo de 2016

Álibi

Ya que no voy a ser tuya para siempre,
esta noche me dejo ser fumada.
Respírame como en tus sueños,
y yo te exhalo a caladas.

Que lo que se fuma sólo una noche,
no deja marcas contaminadas.
Tú haz que merezca la pena.

 Yo te pongo la coartada.

Poema de Carrete Velado: Poesía y fotografía, Irene G. Punto.

viernes, 13 de mayo de 2016

Escribo sobre tu sonrisa

Escribo sobre tu sonrisa. Tu no-sonrisa que al fin y al cabo sí lo es; la sonrisa que escondes, que ocultas tras los ojos, intentando tapar también lo que hay más allá. Escribo sobre tu sonrisa porque no existe, porque es discreta, porque finalmente, es una utopía.

jueves, 12 de mayo de 2016

Espacio

Alcancemos la luna, alcancémosla juntos
Caminemos sobre ella y
Después saltemos sobre las estrellas
Siguiendo las luces

Alcancemos el cielo
Mientras miramos desde arriba
Cómo lo demás
Se hace cada vez más pequeño

Alcancemos a amarnos
Como si no hubiese un mundo
De contrastes y metal

Girando en torno a nosotros


domingo, 8 de mayo de 2016

08 de Mayo

Esta noche es como una de esas noches frías, en las que soy más consciente que nunca de mi soledad, de mi angustia; y me pesa respirar, me pesa hablar, me pesa el mundo. Las ojeras son más visibles, la seriedad de mi boca hace contraste con mi cuerpo y mañana es otro día, una parte del tiempo más.

Permiso

Déjame que te mire mientras me tocas como a tu música, con el piano de fondo y las emociones revueltas. Deja que me funda con esa canción que tanto te gusta. Abrázame sabiendo que más abrazos después de este no va a haber. Léeme, pasa por mis hojas y después respírame pensando en que después de esta ya no hay más páginas. Tómame, como si estuviera bien cargada todavía. Déjame tocarte el contorno de los labios, como si estuviera repasando el dibujo que me hiciste ese día que nos tomamos de la mano. Llévame, llévame a tus sitios lejanos que no son lejanos, esos que sólo tú puedes crear. Escríbeme para que cuando no pueda sentirte renazcas nuevamente.

  

viernes, 6 de mayo de 2016

Cielo

La gota se derrama contra la ventana. Cae, y sigue cayendo hasta llegar al borde. Se derrama como cuando dormías y tu pelo quedaba expuesto encima de la almohada. Y tus ojos conectaban con los míos, nuestras miradas se fusionaban, nuestra sangre bombeaba, la respiración agitada. Y me cegaban tus ojos que eran tan penetrantes como sólo podías ser tú. Me cristalizo. Y aun puedo escuchar los latidos de tu corazón, haciéndose cada vez más fuertes y calientes al contacto con mi mano. Puedo oír el aleteo de tus pestañas mientras cerrabas los ojos de nuevo, y se iban como mariposas saliéndote de los párpados. Me acercaba a ti y mis labios se mezclaban con tu boca curva y llena. Tan sólo eso, tan sólo un roce que sabía a poder, sabía a gloria.
Te desnudo con la mirada, te observo como si pudiese ver dentro de ti. Veo un cielo, un cielo con un millón de galaxias estallando mientras se juntan, como nosotros; veo los rayos de luz escondiéndose dentro de ti como una puesta de sol, con el techo anaranjado y las aguas temblorosas mirando desde abajo. Y todo lo demás es una nimiedad, algo difuso, como una cámara cuando está mal enfocada. La existencia en nula, no es: parece ser.

La gota se derrama contra la ventana. Cae, y sigue cayendo hasta llegar al borde. Luego te dormías.


Pasó

Más que delirios, causa dolor. Duele mucho, en el cuerpo, en el alma, en todas partes duele.  

lunes, 2 de mayo de 2016

Retrato

Te dibujo, te dibujo para no olvidarte.
Dibujo tus besos, tus tormentos
Tus dolencias y tus alegrías
Dibujo desde lo más profundo de ti.

Dibujo la manera en que lamías tus labios
Cuando te concentrabas
Tu letra, rápida y nerviosa
Dibujo tu historia,
Y tu manera de entreabrir la boca cuando escribías.

Dibujos tus quejas,
Tus lamentos,
Tus ojos cerrados
Que veían un mundo completo.
Te dibujo a ti

Porque la memoria es divina
Y los recuerdos vienen con fecha de vencimiento.
Y para cuando no me acuerde de ti
Miro tu dibujo y
Siento que existes de nuevo.



domingo, 1 de mayo de 2016

La habitación

Dichosos aquellos a quienes se les permite soñar en grande, aquellos que con un simple salto encima de la cama pueden ver un mundo diferente, inigualable. A las dos de la mañana la lámpara continúa encendida, y dentro de la habitación se sitúan tres niños felices. Visten pijamas rotos, comprados en una tienda de segunda mano. Saltan, se ríen, se divierten, como lo hacen los niños. No les preocupa que la cama esté a punto de destrozarse, que las paredes oscuras comiencen a desquebrajarse, que las frazadas que llevan sus camas no hayan podido ser cambiadas en años, ni que a la mañana siguiente tengan que ser tratados como esclavos. Allá, bien abajo hay un mundo diferente, inigualable. Hay una luna fresca y llena, estrellas que iluminan como faroles en la avenida, hay un río humeante, y un montón de bosques con árboles que han perdurado allí durante siglos. Y los niños ríen, ¿qué más podrían pedir? Son las dos de la mañana y mientras los demás duermen plácidamente en sus camas con sábanas de seda, ellos sueñan. No importa que el padre que está en la habitación de al lado se vaya a levantar con un cinturón en la mano. No importa que la madre después del estruendo ni siquiera se levante para ver cómo están. No importa, porque pueden quitarles la ropa, la cama, la lámpara. Pero nunca les podrán quitar el derecho a soñar. 


Feria del libro

Les cuento que ayer fui a la feria del libro de Plaza de Armas y la verdad no me decepcionó, pero tampoco me impresionó demasiado. Nada que no haya visto en la "oficial" del año pasado. Lo que sí me gustó es que los libros estaban bastante baratos y mi nueva adquisición fue No ficción de Alberto Fuguet, el cual anhelaba hace ya bastante tiempo. El libro lo comencé a leer anoche y ya me falta menos de la mitad para terminarlo. Estoy intentando no leerlo tan rápido porque quiero disfrutarlo, pero se me hace difícil. Es muy corto, y muy fácil. Aún así me tiene atada. Cuando lo termine tal vez haga una reseña.
Les dejo una foto de mi bebé:
¡Y que tengan una bonita semana!

sábado, 16 de abril de 2016

Capítulo 7

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. 

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.


          *Capítulo 7, Rayuela



viernes, 15 de abril de 2016

Te miré

Te miré por el rabillo del ojo, evitándote, siéndote indiferente. Caminaste, todo alrededor era una nimiedad, algo difuso, como una cámara cuando está desenfocada. Enfoco. Me voy. Pienso y desaparezco.
¿Y qué hay de mí? Sé que soy sólo un macro con demasiado zoom, imposible de notar, imposible de pensar. Pero en toda esta gigantesca utopía me pongo de rodillas y pienso que por favor, por favor algún día algo sí pueda ser una realidad.
El corazón acelerado, las manos temblorosas, los golpes al suelo con un pie que no se puede parar porque está en modo repeat. Las ganas inmensas de estar en alguna de tus neuronas, al menos por cinco segundos. Menos de cinco segundos y yo podría ser feliz. Podría sonreír.
Y en el fondo la música, el motor de un auto, un perro ladrando, el pitido de una tetera hirviendo, tres risas al unísono y mi sangre bombeando como nunca. 
El abismo que nunca llegó me despierta.
¿Qué era antes de esto? ¿Fui algo más, algo diferente? Me pregunto si la gente mirará a tu ausencia mientras camina o soy sólo yo. Soy un vacío perdido, un vacío sin rumbo, soy lo patético, lo frenético, lo ridículo y aun así, con tantas cosas dentro soy un vacío. Tal vez te lo has llevado todo… mi ropa, mi pelo, mis ojos, mis emociones, mí.  
Otro día.
El viento me golpea en la cara, en el cuello, por todas partes. Y sé que cuando vuelvas voy a caer en toda esa abstracción de nuevo, en los detalles, como cuando cerrabas los ojos y todo desaparecía. Desenfoco. Me voy. Pienso y desaparezco de nuevo.



sábado, 2 de abril de 2016

Cuando vuelva la felicidad, haré como si nada

"Cuando vuelva la felicidad, haré como si nada. Simularé no darme cuenta, como alguien que es capaz de vivir sin ella, que aprendió a hacerlo y está bien así. Cuando vuelva la felicidad, no le diré nada. Fingiré no verla y ya está. Igual que, mientras estudiaba, sentía que te movías por tu habitación, oía la radio difundir su música suavemente, aunque no hacía caso porque pensaba que era una nimiedad. La felicidad era eso, pero yo no lo sabía. A veces, en el silencio me parece advertir ruidos al otro lado de la pared y aguzo el oído. Pego la oreja a la pared y escucho. En mi lado sólo el vacío, en el tuyo tu ausencia. Y vencen siempre: dejo que me aniquilen con el poder de las cosas invisibles. Cuando vuelva la felicidad, podrá incluso echarse a gritar, pero no permitiré que me engañe. Cuando era niña me acostabas y luego entornabas la puerta. Oía que la abuela te preguntaba «¿Se ha dormido?», y tú le contestabas: «Sí, estaba cansada. Se ha pasado el día jugando. —Y añadías—: Si mañana hace buen día la llevaré al parque.» La llevo a la playa, la llevo conmigo. Hasta el fin del mundo. Siempre. Para siempre. Voces procedentes de otra habitación. Luego me dormía. La felicidad no era un grito, sino un susurro velado.
Debo recordarlo, a pesar de que sé que nada volverá a ser como antes, que nada vuelve a ser idéntico a sí mismo. Ese quedo susurro es la única felicidad que conozco. (…)
Quizá llega un momento en que todo se resquebraja y luego, poco a poco, se rompe: mi abuela riéndose en el garaje; la lluvia dentro de tu habitación; un objeto que creías perdido y que retorna. Y, al final, también tú te conviertes en algo distinto, aunque de algún modo más exacto. Ya no eres el pensamiento constante que duele, sino el hecho inesperado que nos sorprende y libera. No hemos puesto el paraguas en tu habitación, sino bien a la vista en un rincón del recibidor. Lo hemos colocado de pie, y resplandece de algo que ya no conseguíamos ver." 
*Fragmentos sacados del libro La lluvia en tu habitación, Paola Predicatori.


sábado, 5 de marzo de 2016

Hazlo.

La felicidad no tiene exactamente la misma definición para todos. Hay quienes morirían por ganarse la lotería, tener una casa, hijos, una esposa, un esposo. Hay quienes se pierden buscando un amor verdadero sin saber exactamente lo que es. Otros amarían poder ser famosos, ser recocidos por algo, dejar una marca. Hay quienes encuentran la plena felicidad sólo y únicamente en Dios.
Mi felicidad es diferente, es una felicidad estúpida, lo que nadie quiere. Mi felicidad requiere de paisajes y mi mente. Sólo mi mente y yo. No necesito dinero, no necesito que alguien reconozca quién soy. No quiero cosas, no quiero la estúpida ropa por la cual tanto me preocupo y juzgo a la gente. No necesito una casa más grande ni tener un auto. Esas cosas son las que me hacen ser una persona tóxica.
Mi felicidad es tener un mundo enteramente único y mío. Viajar, conocer millones de lugares. Recorrer el mundo. Leer un buen libro, poder escribir un buen texto escuchando buena música. Encontrar a Dios. Conocer gente que sea más feliz que yo.
Sé, estoy segura de que si me alejo de las millones de cosas malas que hay en mi vida voy a encontrar mi felicidad absoluta.
¿Por qué tendría que tener esa ropa? ¿Esa casa? ¿Ese dinero? ¿Por qué tengo que tenerlo si realmente lo que necesito para ser feliz está en otra parte?
¿Y por qué? Dime, ¿tengo que tener ese título? ¿Ir a esa universidad? ¿Por qué tengo que tener ese trabajo el cual no me interesa en lo absoluto? ¿Por qué me tengo que preocupar de hacer lo que gente espera de mí? Dime, porque todavía no encuentro una buena razón.
¿Por qué tengo que vivir como los demás, preocupada de cuánto gano, de cuánto gasto, del trabajo que tengo y lo que hago con mi vida, si con libros, mi mente, Dios, y un buen viaje me basta?
A la mierda la preocupación, a la puta mierda si en cinco años más soy pobre o no. A la mierda toda esa cosa de estudiar, estudiar y estudiar. No me gusta, ¿y si no me gusta por qué tengo que hacerlo? ¿Por qué debería dejar que ALGUIEN, otra persona decida lo que tengo que hacer con mi vida? ¿De verdad tienen idea de lo que es mejor para mí? ¿O sólo ven lo que es mejor para ellos? Yo creo que esa respuesta sí la tengo.
Así que por qué amargarse, ¿por qué pensar en mi colegio de mierda, en mi ciudad de mierda, en las mierdas de personas que me rodean, en lo cansada que estoy, en lo frustrada que me siento, cuando tengo una vida? Cuando tengo amigos, cuando tengo a Dios, cuando tengo una familia, cuando tengo amor, cuando tengo un infinito puto futuro por delante en el cual voy a poder hacer lo que yo quiera, cuando tengo este inmenso mundo hermoso el cual tengo que conocer. No hay excusas, no hay ninguna mierda de barrera que me impida ser y hacer lo que quiero. Está en mi mente, está en TU mente. Sólo hay que dar el puto salto y ya está.


miércoles, 10 de febrero de 2016

Sé quién soy

2000. Soy un bebé, no sé pensar, hacen absolutamente todo por mí y sólo miro, observo a mi alrededor, desconcertada. ¿Quién soy?
2009. Soy una niña, ahora sé perfectamente cómo pensar. Aprendo lo que me enseñan, sigo los pasos de mi mamá y soy muy influenciable. Sé mi nombre, soy egocéntrica. No me importa lo que piensen de mí realmente.
2011. Todavía soy una niña, pero la vida ya no es tan buena como solía serlo. Estoy creciendo y estoy metida en un montón de problemas conmigo misma. No sé QUÉ pensar. Sé quién soy, pero me siento tan perdida y estoy realmente asustada porque no sé qué es lo que viene después. Creo que me estoy hundiendo cada vez más.
2012. Soy una niña, pero no me siento como una; realmente no me doy cuenta de que sigo siéndolo. Pienso que crecí y que es todo aún más complicado que antes. Estoy conociendo a alguien. Realmente debería darme cuenta de que sólo soy una niña. Me estoy destruyendo. Ya no sé cómo salir de esto y todos los días tengo un miedo escabroso. No puedo parar de llorar.
¿Quién soy?
2013. Estoy teniendo nuevos amigos y tengo una pequeña chispita de esperanza. Tal vez las cosas puedan estar bien, como cuando era una niña. Soy adolescente ahora. Y realmente apesta. Sigo perdida.
2014. Las cosas están bien ahora. Conocí a una hermana y a un hombrecito que me salvó la vida. Ya no me siento tan perdida. Aunque sigo metida en un montón de estupideces con gente equivocada, pero así es como tienen que ser las cosas.
2015. Realmente me siento muy bien ahora. Sé mi nombre, sé quién soy, sé exactamente lo que quiero y qué pensar. No soy una tonta, me doy cuenta de muchas cosas. Cambié muchísimo.
2016; 19:15pm Estoy en el límite entre adolescente y adulto. Justo ahí. Pero la verdad es que no me siento preparada para ser un adulto, creo que no es justo. ¿Y si no quiero ser un puto adulto? Uno debería poder elegir.
Vienen un montón de cosas con las que sueño, pero a la vez me aterra. ¿Y si las cosas no resultan como yo quiero? Aunque sé que me va a ayudar. Él siempre lo hace, aunque yo sea una mierda.
Estoy realmente acostada escuchando una música medio relajada/deprimente para inspirarme y estoy feliz de que por fin algo bueno ha salido de mi mente. Se sienten como siglos desde que no escribía algo bueno. O bueno, en realidad ESPERO que esto sea algo bueno. En realidad no importa.

Sé mi nombre, sé quién soy, sé qué quiero, sé qué pensar y sé quién voy a hacer en los próximos seis años. Tengo todo lo que quiero. ¿Qué más necesito saber?

lunes, 11 de enero de 2016

Reseña "Six Years"

Anoche estuve viendo esta película, ya que había visto a  varias chicas comentando que "era linda" (también porque la protagonista es Taissa Farmiga) y bien, no me decepcionó, pero definitivamente no entra a mi lista de películas favoritas. Aunque supongo que en gustos no hay nada escrito. En mi opinión, prefiero las películas con más drama.
Lo que más debo rescatar de la historia es que es bastante realista, no es la típica historia de amor y felices para siempre, y ya no puedo decirles más sin dar spoilers.
La película trata básicamente de la historia de amor entre dos jóvenes., pero al mismo tiempo nos muestran que no todo es color rosa.
Mel es una chica a la cual le gusta ir de fiesta y tiene un temperamento bastante histérico a la hora del drama, mientras que Dan es un chico que está muy centrado en conseguir el trabajo de sus sueños y aunque parece bastante inocente (mucho más que su novia) es el que más causa problemas en la relación.
En el transcurso de la historia vamos viendo todo el drama que puede haber en un noviazgo de la vida real. Nos muestran partes en las que la relación es muy linda y otras no tanto.
Es bastante corta, dura aproximadamente una hora y veinte minutos.
Es perfecta para quienes odien las historias falsas y tengan ganas de ver algo ligero.





domingo, 10 de enero de 2016

Mentiras.

No hay nada más asqueroso y horrible que te mientan, y que te mientan en la cara. Es lo más cliché que puedo decir, pero tengo razón. El que lo ha vivido me entiende (¿quién no lo ha vivido?)
Se siente como un remolino de sensaciones juntas. Rabia, tristeza, odio, ganas de matar a alguien y ganas de llorar, hasta placer porque sabes la verdad y muchas otras cosas difíciles de explicar.
¿Qué se supone que hay que hacer en situaciones como esa? ¿Enfrentar a la persona? ¿Quedarse callada? 
Las dos cosas lo arruinan todo, así que al final se supone que tenemos que elegir.
¿Y si no quiero elegir nada? 

                                           


sábado, 9 de enero de 2016

Queremos más.

Queremos más de esas historias que nos roban el aliento. De esas historias de trescientas páginas que comenzamos leyendo a las nueve de la noche y terminamos a las siete de la mañana, mientras escuchamos a los pajaritos cantar y nuestra habitación se va tornando más clara, más iluminada, indicándonos que no dormimos porque lo elegimos, porque no pudimos.
¿Qué haríamos sin nuestros amados, preciados e incondicionales libros? ¿Dónde encontraríamos la paz? ¿Dónde encontraríamos diversión, obsesión y emoción?
Queremos más historias porque nos sentimos parte de ellas, porque echan a volar nuestra imaginación más que cualquier otra cosa, porque nos hacen llorar y nos gusta.
Porque finalmente sin ellas, sentimos que no somos nada.
                                               


Reseña: Anna y el beso francés - Stephanie Perkins.

Sinopsis: 
Anna estaba esperando su último año de secundaria en Atlanta, donde tiene un gran trabajo, una leal mejor amiga, y el chico que le gusta está a punto de convertirse en algo más. Así que no está muy emocionada acerca de ser enviada a un internado en Paris—hasta que conoce a Étienne St. Clair. Inteligente, hermoso, Étienne lo tiene todo… incluyendo una novia seria. 

Pero en la Ciudad de las luces, los deseos tienen una manera de volverse realidad. ¿Acaso un año de románticos casi-accidentes terminara con su muy esperado beso Francés?

Stephanie Perkins mantiene la tensión romántica chisporroteando y la atracción alta en un debut que garantiza que hará que los dedos de los pies hormigueen y los corazones se derritan.

                


Bien, este libro fue uno de esos que no puedes demorarte más de tres días en leerlo, a pesar de que tiene varias páginas. Yo lo leí en dos noches y la verdad es que no me decepcionó para nada. Al principio no tenía grandes expectativas por su portada (sí, lamentablemente hay veces que sí juzgo un libro por su portada) y porque la sinopsis ni siquiera me llamaba la atención. Pensé que sería una historia aburrida o tediosa, de esas que no avanzan, no sé por qué.
Pero comencé a leerlo un día de desesperación porque no sabía que leer y me atrapó en la tercera página.

La historia comienza cuando Anna es enviada a un internado en Francia. La idea le aterra; dejar a sus amigos, al chico que le gusta y estar en un país en el cual ni siquiera sabe hablar el idioma ¡durante un año!
Pero todo cambia cuando conoce a Étienne St. Clair, un bonito chico con el cual se encuentra después de haber hecho a su primera amiga en el internado.
Aquí las cosas comienzan a cambiar para Anna; pronto se integra en un grupo de amigos normales, en el cual está Meredith, Rashmi, Josh, quien es novio de Ramish y el perfecto St. Clair.
El problema es cuando Anna comienza a enamorarse de su amigo, el cual tiene una relación seria con su novia. Y eso no es todo -PEQUEÑO SPOILER- , su amiga Meredith también está enamorada de él. Así que, St. Clair está totalmente fuera de su radar, o eso piensa ella.      
Lo que más tengo que destacar de los personajes es que son muy reales y como lo dije anteriormente, normales. Acá tengo que destacar a St. Clair, el cual ¡amé! Porque es un chico gracioso, tierno, lindo y todo lo que podríamos desear. No es el típico cliché de chico malo imposible de encontrar en la vida real, es más como un amigo del cual realmente nos podríamos enamorar.
La protagonista, Anna, también me gustó mucho, ya que es una adolescente normal, a la cual le gusta hacer reseñas de películas, pasar el rato con sus amigos y también es una chica inocente. Su manera de pensar es acorde a su edad y realista.
La manera de escribir de la autora me recordó mucho a Jenny Han (A todos los chicos de los que me enamoré), ya que en síntesis es una historia tierna, divertida y que muy fácil y rápida de leer. Va dirigida a un público adolescente y la historia va totalmente acorde con esto.
En conclusión, este libro me ha gustado muchísimo, es muy lindo (perdón que lo repita tanto, es que de verdad lo pienso) y es perfecto para esos días que queremos una lectura simple.

Cita:" ¿Es posible que mi casa sea una persona y no un lugar? "